Un escapulario...

sábado, 4 de mayo de 2013

Siempre he creído que en medio de nuestra rutina diaria, se nos muestran pequeños mensajes o señales, los cuales muchas veces ignoramos, pero que de igual forma estaban allí en frente de nosotros para comunicarnos algo.

Ayer, cuando mi padre y yo nos disponíamos a subir al carro para salir a la oficina, un pequeño detalle sobre el techo del vehículo llamó mi atención: alguien había puesto allí un escapulario. Al tomarlo en mis manos, pude notar que se encontraba en perfecto estado; era casi nuevo. Habría sido un suceso sin mayor relevancia, de no ser porque en nuestro edificio nadie se pasea por el garaje, y junto a nuestra bahía de parqueo no hay ningún carro ya que la vecina del 6to piso rara vez visita el edificio. 

El portero de turno no mencionó nada al respecto, y tampoco mencionó nada la señora que hace el aseo en los pasillos. El escapulario simplemente apareció allí, sin ninguna razón aparente, y sin ser de nadie. Lo curioso es que el día resultó ser más caótico que de costumbre, y la gente en la ciudad se mostró excesivamente beligerante y agresiva. ¿Querría alguien que tuviésemos especial cuidado en nuestra jornada? Y de ser así, ¿quién?

En definitiva, ese escapulario pareció ser un mensaje, aunque desconozco completamente su emisario.

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